
Cómo cuidar tu pala Bolxkan (aunque la revientes en cada punto)
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Sabemos que eres de los que juegan con rabia, con nervio y con ganas de dejar la bola marcada para siempre.
Y eso nos encanta.
Pero si tratas a tu pala Bolxkan como si fuera un martillo, tarde o temprano te va a decir: “hasta aquí, máquina”.
Así que aquí van unos consejos para cuidar tu pala Bolxkan, aunque seas de los que golpean con mala hostia y no piden perdón.
1. Tu maletero NO es un hotel para palas
Dejar tu pala en el coche es como meterla en una sauna o en una nevera.
Carbono + calor = drama.
Goma + frío = funeral.
Guárdala en tu casa, en un paletero, o donde sea…
pero no la abandones como si fuera tu ex.
2. Sécala, ¡coño!
Tu pala no es impermeable. Si está empapada de sudor, lluvia o lágrimas del rival, dale un poco de amor.
Un paño seco, un gesto bonito, y ya está.
No hace falta invitarla a cenar, pero un secado básico no se niega.
3. Pega a la bola, no a las paredes
Sí, la cagaste con esa bandeja.
Sí, te cabreaste.
Pero tu pala no tiene la culpa.
Si le das un viaje contra la reja, te lo va a devolver… en forma de grieta.
Así que relájate, grita al cielo, pero déjale la cara bonita a la Bolxkan.
4. El grip: ese cacho de goma que lo aguanta todo (hasta que no)
Cuando el grip está hecho una mierda, lo notas:
te resbala, sudas más, juegas peor… y acabas gritando a los dioses.
¿Solución?
Cámbialo como quien cambia de calcetines: cuando huele raro o ya no agarra.
5. La funda. Sí, esa cosa que nunca usas
No es sexy. No brilla. Pero protege.
Y si eres de los que lanza la pala en el coche, contra la mochila o al suelo, la funda es tu salvavidas.
¿Térmica? Mejor.
¿Fea? Nos da igual. La Bolxkan por dentro es la estrella.
6. ¿Tu pala suena raro, vibra o está más rayada que tú un lunes?
Mira, no pasa nada. Todas las palas tienen su guerra.
Pero si ya no rinde, no pega igual o parece que lleva dentro un cascabel, igual es hora de darle el retiro que se merece.
Y no te preocupes, hay otra esperándote en Bolxkan. Mejor. Más salvaje. Más tú.
Cierra el pico y cuida tu pala
Una Bolxkan no es cualquier pala, así que no la trates como cualquier cosa.
Dale guerra en la pista, pero cuídala fuera como a tu colega de juergas:
la que siempre está, la que nunca falla, y la que te ayuda a reventar cada punto.
Y si algún día dice “hasta aquí”, tú ya sabes dónde pillar otra.